jueves, 15 de abril de 2010

Julio Scherer en Jiribillas

JIRIBILLAS

Por Jaime E. Rey

Según don Julio Scherer, si el Diablo le ofrece una entrevista, él va a los infiernos. Bonito desplante, muy taurino pero aunque muchos periodistas de seguro se han ido al infierno ninguno fue invitado por Satanás, como el maestro fue invitado por El Mayo Zambada.

Pero el Diablo no necesita mandar invitaciones, el los jala y ya. En el “encuentro inédito” entre Scherer y El Mayo se satisficieron dos egos. A don Julio siempre le han encantado las luces de los reflectores y demasiado seguido se confunde y cree ser él la noticia, como en este caso.

En cuanto al Mayo, a lo mejor es de lo más modesto pero si debió sentirse orgullos con la mentada de madre subliminal que le envió a don “Jelipe” y a su “ridícula inmensa mayoría”.

Claro que asistir a un encuentro con Zambada es mucho más periodismo que asistir a un encuentro deportivo a ponerse cuete y gritar leperadas.

Y Zambada eligió a don Julio porque el hombres, aparte de mucho muy competente es mucho más serio que los voceros de don “Jelipe” en otros medios.

De haber querido El Mayo enviar un mensaje azucarado llama a Televisa y a Azteca pero él sabe que con Dóriga y A la Torre el encuentro no sería inédito, para eso están los editores de los Pinos.

Ayer intencionalmente escribí “Campeones Mundiales” como título de la película “Juego Perfecto” porque campeones mundiales describe a la perfección a los héroes de la cinta y juego perfecto no dice nada. Título inédito que debió editarse.

La portada de Proceso dice todo lo que del México actual debe saberse pero la realidad parece ser pastel, la cubren de betún y azucar. Scherer no es panadero.

En el periodismo primero se enseña el bebé y después se narran los dolores de parto. La portada de la revista Proceso con Scherer y Zambada en amistosa pose, es elocuente, concisa y rápida. Eso es poner al bebé enfrente. Excelente periodismo. La descripción del parto deja mucho que desear.

Es obvio que no hubo Cesaria. Esto es que no cesara la terrible situación que vivimos.

Un minuto después de que mataron al presidente Kennedy me preguntó un reportero amigo ¿Cómo abro mi nota. Qué puedo decir en esta gran tragedia?

Escribe “Asesinan al presidente”, y a llorar a tu casa. El tamaño de la tragedia y los detalles ahorita son como rellenar un pavo con aire, hasta una secretaria se puede encargar. Primero imaginamos, luego corregimos y aclaramos.

Con la portada, Proceso tuvo parto multiple. Es tanto lo que ésta dice que también a las secretarias pudieron mandar a casa. Pero parece que alguna escribió la nota porque don Julio no entrevistó, visitó y nada de importancia escribió.

Julio por favor no seas chueco, no dejes el bebé para un libro, aunque ya tengas la portada.

¡Clase de periodismo! De un solo tiro dejaron el bosque sin pájaros.

No se que le diga a usted la portada pero a mi me enseña

quien es el burro y quien es el aguador en este camino que lleva el país a la destrucción.

Inconcebible que un reportero octogenario parta el pan con un importante cappo de la mafia mexicana mientras sicarios le parten la madre a medio México sin que el gobierno haga más que presumir de una guerra que inició de palabra y está perdiendo, también de palabra.

Miles, incontables miles, de soldados oficiales policíacos, dos ejércitos de “inteligencia” incluyendo el gringo, no saben donde están Zambada y el Chapo, dicen ellos.

Pero la verdaderamente terrible noticia es que o no quieren saber y si saben les conviene más dejarlos operar. Si sólo no hubiera matazones eso no sería malo.

Ni a México ni a los gringos les conviene frenar la rica industria de las drogas. Los narcos inyectan a sus economías billones de dólares. Calderón no es el presidente del empleo, los narcos ocupan a más gente y abren más empleos anualmente que el gobierno.

De no ser por los negocios que tienen y lo que significan para la economía mexicana la gasolina costaría 15 pesos y la leche cien.

Fíjese a quien invitó Zambada para su encuentro. Es obvio que no teme a nadie pero no invitó a un funcionario con quien pudiese negociar. Triste, pero confió más, encontró más honestidad en un octogenario periodista.

Eso dice tanto como la portada de Proceso.

¿Pero, Julio, dónde el bebé?

jiribillas@gmail.com