miércoles, 3 de octubre de 2012

#YoSoy133 o "El extraño retorno del 2 de Octubre"

En 1968 un grupo de "vándalos" protagonizaron una pelea... se pelearon los de la voca contra los de la prepa naciona, ¿A poco no es divertido pelearse entre prepas?; el problema fue que los "gorilas" de los granaderos intervinieron y pues que le "ganan" a los dos grupúsculos a los trancazos...
La narración anterior debe ser, sin duda alguna, una lectura común de lo que empezó a detonar un movimiento ciudadano por aquellos que estaban artos del abuso del poder. No tenía que ver mucho con que la autoridad "dispersara" el pleito entre ambos bachilleres, el problema de fondo fue el como, el uso excesivo de la fuerza y la manipulación que se empezó a hacer de ese reclamo en específico. El movimiento fue creciendo y tuvo que generarse un pliego de peticiones para sustentar su fuerza, tuvo que abandonar el anonimato de "estudiantes" y conformarse en un "Consejo General de Huelga" con líderes visibles y participantes bien definidos que impidieran la incusión de "porros" que se infiltraran e hicieran uso del nombre del movimiento. Lo demás es historia y como tal usted podrá encontrar tantas interpretaciones de los hechos como quiera.
En 2012 a raíz del proceso electoral una manipulación de los medios acusando a estudiantes de la Ibero de agresivos, de "porros" e incluso de ser ajenos a dicha casa de estudios provocó el movimiento #YoSoy132 que a diferencia del movimiento del CGH decidió mantenerse como un grupo de "estudiantes" cuasi-anónimo que genera consejos de decisión sin liderazgos completamente visibles y que les permitió avanzar en una sociendad que veía venir a un gobierno Diaz-ordarista a reubicarse, sin embargo se perdieron en los confines de ese anonimato que ha permitido a cualquiera hacer uso de su nombre, ha dificultado su deslinde a las acciones porriles y no ha permitido que la vocería y liderazgo se vuelvan concretos y transparentes; de igual manera la dificultad para la ciudadanía de entender sus causas y sus peticiones han hecho que el grupo se diluya y se les vea como radicales y hasta como provocadores cuando sus orígenes y modus operandi han procurado ser exactamente lo contrario; el movimiento #YoSoy132 es por definición un movimiento pacífico, apartidista (aunque anti-peñista) y con el objetivo primordial de buscar que se tenga acceso para toda la ciudadanía de una información imparcial y objetiva de los sucesos en México.
Hoy el movimiento #yosoy132 requiere renovarse para dar transparencia a sus liderazgos, definir bien quienes si son y quienes no los que conforman el movimiento, requieren deslindarse (más no dejar de ser solidarios con otras causas) de objetivos distintos a los suyos (como la lucha sindical del SME) haciendo del conocimiento público de una manera clara sus pretensiones, forjando una lucha hacia objetivos claros y bien delineados (como su par de 1968) donde se diga específicamente que se busca (tal vez un decálogo qu incluya la eliminación del duopolio televisivo dando acceso a la sociedad a formar más canales públicos nacionales, p.e.) y definiendo los caminos de lucha que tendrán, unificando su voz en los órganos y/o personas bien definidas. ¿Cual es el peligro de hacer esto? sencillo, pone a los líderes en la palestra y puede generar represión de los medios, partidos políticos y el Estado que estén en oposición a sus ideas; pero precisamente eso es lo que hace a un movimiento valioso, el valor de sus líderes a mostrarse como parte integrante de una lucha que si es verdadera debe poder llevarse hasta las últimas consecuencias por sus líderes. En caso contrario se convertirán en un movimiento diluido que terminará siendo utilizado por varios como grupo de choque.
En cuanto los muchachos del grupo den esos pasos podrán reivindicar la lucha que llevan y podrán saber que caminos deben tomar -o incluso si ya llegaron al final del camino- y crecer, siendo #másQue132, convirtiéndose tl vez en un renovado #YoSoy133, en caso contrario pasarán como una anécdota de menor fuerza al movimiento de 1971 y que pudiera disolverse en no tener ninguna repercusión en nuestro futuro.