lunes, 9 de enero de 2023

CDMX

 Por Carlos de Luna Sáenz

Tiene aproximadamente 7 años que no escribo de algo específico de alguna entidad, en este caso particular de la CDMX (http://elizquierdozo.blogspot.com/2016/02/cdmx-triste-muy-triste.html ) y las cosas parecen ser peores cada día.

Si bien en la época de Espinoza Villarreal el PRI confirmó el por qué es y ha sido siempre la peor opción para gobernar (por lo menos la CDMX) hay muchos patrones que parecen estarse repitiendo de manera alarmante y en específico aquellos que tienen que ver con el solapamiento de actos de corrupción y la ejecución de prácticas nefastas de promoción personal durante esta administración; y como en todos los acasos al perro más flaco siempre se le cargan las pultas en esta administración el Metro de la Ciudad de México, que debería ser orgullo nacional y ejemplo a nivel mundial por su extensión y la cantidad de usuarios a los que sirve, es una vergüenza en su administración, su seguimiento a obras y la falta de mantenimiento por todas las líneas.

El metro ha tenido pocas labores serias de mantenimiento, casi todas cercanas a "la oficina de los jefes" (es decir en la línea 2 en las estaciones cercanas al Zócalo), sin embargo eso no ha hecho evidente que esta labores de conservación son irrisorias, no se puede dejar de recordar el desplome de las escaleras en el metro Nativitas en 2015, o más recientemente los tres años que estuvieron desconectadas las escaleras en el metro Tacuba en el trasborde de la línea 1 a la 7. Sin embargo a nadie le pasaba por la mente que todo ese abandono sería una bomba de tiempo y que todas las administraciones oraban por que fuera la siguiente a la que le explotara todo, así fue como Ebrard no hizo mantenimiento correctivo serio, mucho menos preventivo, no digamos Mancera, Obrador o el mismo Cárdenas.Las instalaciones son un asco en todas las líneas, en la línea 7 (la de mayor profundidad) abundan las goteras, en la línea 2 no existen los controles o las luces adecuadas en los túneles entre estaciones, en la linea 3 los carros se van desarmando, en la línea 9 los plafones se caen a pedazos y así podríamos seguir línea por línea.Actualmente y como "respuesta" a esta problemática la respuesta del GCDMX ha sido mediocre. El asesinato culposo de la línea 12, responsabilidad de por lo menos los 3 últimos jefes de gobierno y de TODOS  los directores del STC se ha manejado con una evidente manipulación política que da asco, quedarán presos "peces menores" y ni siquiera generó el despido o renuncia de la titular de la dependencia, si no que se le ha protegido de todas la manera posibles. Tampoco la explosión de las instalaciones de la subestación eléctrica entre Xola y Villa de Cortés, los continuos incidentes de humaredas o fuego en los vagones, y ahora con el accidente de la línea 3 nuevamente se genera un chivo expiatorio a niveles medios o bajos de la administración.

Si, hay cosas buenas como la remodelación total de la línea 1, pero ante todo esto ese gran esfuerzo palidece y se vuelve insuficiente.

Y lo peor es que no solo se trata del metro si no de un problema sistémico en todas las dependencias del ejecutivo de la CDMX, una mala administración hacia donde se voltee: servicios básicos, servicios dependientes de las alcadías, mantenimiento a vias de comunicación, etc. 

Si fuéramos coherentes como personas de izquierda todos estaríamos pidiendo la renuncia inmediata de Claudia Sheimbaun y de la fiscal de la ciudad; si hubiera coherencia ideológica López Obrador mismo denunciaría la maraña de corrupción en la ciudad y se buscaría acabar con ella, pero a nadie le interesa arreglarla, muy al contrario a todos los políticos de todas las facciones les interesa extenderla de la manera más ampla posible (y para muestra también podríamos poner a Gabriela Cuevas y todas acciones realizadas para generar su propia red de corrupción dentro y fuera de su delegación).

Esto es un grave problema por que nos pinta no solo como sociedad (una sociedad corrupta desde el más "indefenso ciclista" que cree que las reglas no le aplican a el  y lo mismo conduce en sentido contrario que arriba de las banquetas, hasta los mismos jerarcas del gobierno y las empresas.

No podemos exigir un cambio si es de una podedumbre a otra, no debemos estar en la posición de elegir diversos sabores de caca, necesitamos sin duda un cambio estructural y cultural... pero eso no se ve venir de forma inmediata.