jueves, 30 de junio de 2022

México: Un Estado fallido

Por Carlos de Luna

Cuando  uno habla de un Estado Fallido habla generalmente de una putrefacción de la sociedad comandada por políticos de una moral estrecha, una cartera gorda y una corrupción amplia. Es ha pasado en México y la mejor métrica para definir si un Estado es fallido o no es la impunidad.

La impunidad no solo implica si hay desaparecidos, homicidios dolosos, "moches" ante represenantes de gobierno o similares; impunidad está en las venas de una sociedad que ha llevado la práctica del "yo primero, lyego yo y por último yo" a un nivel estúpidamente absurdo, que lo refleja desde "pequeñas acciones" como saltarse las filas del super (por ser trabajador de la tienda), meterse en las filas de los carros desde una tercera fila, ir en sentido contrario, estacionarse en doble, triple o cuádruple fila.

Cuando permitimos la impunidad en niveles básicos como los mencionados arriba no debe sorprendernos el hecho de que los índices de crímenes mayores vayan subiendo. ¿Si nadie me hace nada por ir en sentido contrario por qué me he de preocupar por si golpeo un carro estacionado y no me quedo a reparar el daño? ¿Si robo a los pasajeros de un pecero y nadie me hace nada, por qué no habría de ser lo mismo si mato a alguno de esos pasajeros?¿Si nadie me dice nada por vender cigarros a menores, por que habrían de hacer algo por vender marihuana, cocaina o anfetaminas?

Haciendo un paralelo con las actividades de gobierno podemos ver que eso se refleja perfectamente en todos los ámbitos, pro ejemplo el desdén por realizar las tareas. En los países con menos impunidad las policías suelen pelearse por resolver los casos, en México las policías rehuyen los casos esperando que otras corporaciones lo resuelvan (p.e. las policías municipales esperan que el caso lo tomen las estatales y estas a su vez esperan que lo hagan los federales) o el hecho de "normalizar" la "mordida" hasta niveles funestos (El día de hoy hay una investigación abierta para imputar el crimen de venta de información genética de familiares de desaparecidos a una empresa privada por miembros -separados de sus cargos- de esta administración).

La polarización de la sociedad política es también parte de lo mismo,un conjunto de grupos de personalidades que sepeleanel poder para tenerlo y servirse de el sin importarles el resto de la nación, "yo primero, luego yo y al final yo". Y eso hace que los colores e ideologías no importen. Ayer fuiste rojo, hoy eres morado y mañana azul (según convenga al personaje) y por lo tanto los acuerdos y negociaciones estánlimitados a tan absurda y obtusa forma de ver las cosas: Si no es mi propuesta no sirve y no discutiré ninguna otra opción, bloqueando todo lo bueno que pueda generar "la competencia" y amplificando lo malo de cada actor

El punto es que para poder esperar que los homicidios dolosos bajen, que los feminicidios se hagan menores en cifras o que haya menos corrupción en el gobierno debemos movernos TODOS como sociedad hacia una revolución de nuestro comportamiento. No importará quien esté en el gobierno mientras nuestra sociedad esté podrida; al final los gobernantes serán solamente el reflejo de la sociedad a la que representan.

De igual manera nuestros parámetros de críitica se han visto afectados en el mismo sentido: ¿Me han hecho daño los actores políticos? ¿Son de los mios?  y desviamos nuestras conclusiones en función de ello y no de los hechos reales, sin importarnos lo bueno y lo malo de los grupos a los que criticamos, viendo como enemigos a quienes no piensan como nosotros o que "apoyan" a quienes "nos han hecho daño" sin pensar que -sobre todo en política-siempre hay aciertos y errores por parte de quienes ejercen el poder.

Así cómo todos en nuestra calidad de personas con aciertos y errores los gobiernos deben ser sujetos a críticas que establezcan ambos tipos de acciones para poder mejorar lo bueno que se esté haciendo, revisar por qué falló lo que se creía una buena idea (cuando falla)  y que se debe hacer para corregir lo que se esté haciendo mal.

Así pues a manera de conclusión invito a todos los que me leen a hacer un autoanálisis de aquellas conductas que nos dañan como país, a exigir el fin de la impunidad en cosas pequeñas y grandes y aprendamos a escucharnos como seres humanos llenos de virtudes y defectos que somos; desde la perspectiva de este ciudadano es la única manera en que dejaremos de tener un Estado fallido