jueves, 27 de mayo de 2010

Beisbol en una columna política, Gracias Jaime.

LA JIRIBILLA

Por Jaime E. Rey

¿Por qué beisbol en una columna de política? Simplemente porque lunes y martes se celebraron dos eventos importantes para la comunidad de los que dudo toda la ciudad supo que se celebrarían.

La usual falta de difusión local de ese bien o mal llamado “rey de los deportes” no importó pues la asistencia fue excelente hasta en el derby de jomrones, práctica de bateo a la que se venden boletos, aclaro eso para los que no son aficionados.

Bateo es algo como los trancazos que nos da Calderón y su PAN de cada día, sólo que con un palo redondo a una pelota redonda. Juego de estrellas no necesita explicación, otra que los participantes no gastan millones en publicidad para crearse imágenes falsas. Ellos si son estrellas de su deporte, Calderón no.

Dirá usted, ¿sí yo no soy aficionado ni me importa el deporte, porque debo interesarme en lo que pasó en un juego de niños?

Porque es posible que suceda algo de vital importancia para todo el que ama a nuestra ciudad y a nuestro estado. Que un juego de niños influya fuertemente en el bienestar y progreso de toda una ciudad, de todo un estado puede ser increíble para quien prefiere hacer y ver otras cosas.

Se ha apelado al aficionado para que apoye el proyecto de mantener aquí al equipo, Dorados de la Liga Mexicana de Beisbol. Para usted, a quien poco le importa eso, la liga es la mejor que tenemos en el verano. Tiene calidad AAA en Estados Unidos y eso le da prestigio incalculable.

Sin ganas de acabar pronto, principiaré por decirle que ese jueguito de niños le acaba de dar publicidad positiva a nuestra ciudad, no sólo en todo este continente, gracias a la tecnología moderna, en todo el mundo.

Casi cuatro horas de plática en televisión y radio sin una sola mención de la violencia. Casi cuatro horas de vender por medio de un juego de niños nuestra verdadera imagen.

Pero si eso no le importa y el dinero sí, le diré que ese juego de niños acarreó de afuera una millonada a nuestra vapuleada economía local. Miles de nuestros “desnutridos trabajadores” cenaron bien en esos días.

Pero déjeme decirle que eso vale madre, si el equipo se queda aquí, en una final de campeonato se necesitaran seis calculadoras pasa sumar la derrama de dinero que nos caerá.

Si pregunta que como se eso, le diré que ya lo viví en la ciudad de Los Ángeles. Puede serle difícil creer que una ciudad gringa en el estado más rico, con más atractivos que ninguna se beneficiara con un juego de niños.

Pero así fue. Cuando los Dodgers, equipo de las ligas, mayores, pero todavía juego de niños, anunció su intención de operar ahí hubieron miles de protestas ¿Por qué darles tierra para un estadio si aquí nos sobra diversión? Gritos similares se escucharon

Pero el equipo llegó y se quedó como uno de los más prósperos negocios en el mundo con miles de bien pagados empleados. Con su arribo todo cambió. la ciudad salió del más grande rancho del mundo al más publicitado.

Aumentó el turismo y las inversiones de transnacionales. Ya no era ni Hollywood ni las playas el atractivo, ya eran Los Ángeles y sus Dodgers.

Todos tenemos un niño adentro y ahora no apelo a la afición exclusivamente para que apoyen el proyecto del ingeniero Mario Rodríguez, del gobernador y de futuros gobernadores, apelo al demasiado sofisticado para que le importe un juego de niños.

Apelo al que es demasiado lógico, demasiado prudente para no enamorase de un juego de niño pero lo suficiente lógico para estar enamorado de su ciudad y de su potencial.

Apelo al que tiene el instinto para captar una gran inversión para su pueblo. El equipo tendrá años de pérdidas pero los beneficios a la comunidad no cesarán.

Los turistas escribirán Chihuahua en su agenda. Las empresas oirán, leerán y sabrán que acá en el norte hay una ciudad dinámica, no intrínsicamente violenta. Una ciudad con gente honesta y trabajadora. Una ciudad de grandeza.

¿Todo eso puede hacer un juego de niños? Jugando de niños nos sentíamos lo mejor del mundo. Los Dorados no sólo nos harán sentir lo mejor del mundo, sus beneficios colaterales nos pondrán entre lo mejor. El mundo necesita conocer nuestra imagen sana, nuestra imagen atractiva, la verdadera.

Necesitamos los beneficios del beisbol profesional. Eso no es juego de niños.

martes, 11 de mayo de 2010

Una jiribilla más sobre la violencia

Gracias a nuestro Amigo Jaime Rey por dejarnos poner en este blog su contribución:

Por Jaime E. Rey

De columnista en el San Bernadino Sun, en el Sur de California, me llama el líder de la principal pandilla, o ganga como allá se les llama, de la ciudad para invitarme a presenciar la batalla (rumble) del año.

En los 80´s el área era la más violenta en el país, deporte favorito era balear a quienes se atrevían a salir a la calle de noche.

El peligro de ver un sangriento combate entre jóvenes violentos era grande pero más grande era mi persecución de las más candentes noticias y asistí.

La batalla fue brutal, ruidosa y prolongada. Se escenificó a corta distancia de dos delegaciones policíacas, alcancé a ver una patrulla circular a toda velocidad por una de las calles aledañas al campo de batalla.

Increíblemente nadie hizo nada para frenar la violenta locura. Al final cada quien cargo sus heridos y la vida siguió como si nada.

Escribí mi exclusiva con lágrimas en los ojos. Conocía al líder porque él me buscaba considerándome “la única voz de la raza”. El joven me impresionaba por ser un líder nato de aguda inteligencia y pensé:

¿Qué razón tiene todo esto? ¿Por qué jóvenes de inmensa promesa se hieren o matan en protección de un pequeño pedazo de tierra, o de lo que sea? ¿Y, porqué invitarme a ver este macabro espectáculo?

La respuesta llegó la mañana siguiente. Se me invitó a una comida con los líderes de ambos bandos. Seducido por lo increíble de la invitación acudí a la cita, otra vez sin fotógrafo, solo como me ordenaron.

“Usted pregunta porque tenemos miles de pandilleros en la región que cometen barbaridades sin que nadie encuentre solución. Es usted tan ingenuo como los demás”, me dijeron.

“No se busca solución porque los pinches políticos y burócratas se mueren de hambre si nos aplacamos. Por cada uno de nosotros parece que hay dos pendejos, según ellos rehabilitándonos.

“Vienen con una pelota de basquet para, según ellos, que nos divirtamos sin pensar en el crimen, se alejan un par de meses y regresan con más babosadas.

“Cobran caro, tienen buenos beneficios y nosotros no tenemos nada. Las escuelas nos hacen ineficientes y por eso y porque no les gusta como nos vestimos no nos emplean. Prefieren ocupar ´chuntaros´ (indocumentados) porque trabajan barato. Esos pobres cabrones están peor, los robamos y no se pueden quejar con nadie.

“Beneficiamos a demasiados. Hasta usted. Cuando no tiene de que escribir viene al barrio y, ¡SAZ!, columna automática. Debería mocharse con nosotros, le hemos dado sus mejores trabajos. Usted y los demás nos necesitan.

“No quieren acabarnos aunque nos teman. Temen más que nos acabemos. No somos problema, somos una bendición para un sistema de gente peor que nosotros,”

Innegable lo dicho por esos jóvenes talentosos que la sociedad desprecia e ignora. Esa innegable logia es por la que la violencia no se termina ni aminora. Calderón declaró una guerra al narco por conveniencia pero en realidad no enseña ganas de ganarla.

No se ataca las fuentes de ingreso del narcotráfico porque de ella viven miles de soldados y agentes policíacos de dos países.

Que los gringos son muy honestos y efectivos, no lo crea. Son igual que nosotros pero más discretos. Se acaba el narcotráfico, se desbarata la DEA y se corre a los agentes de otras dependencias federales.

Son demasiados los que ganan mucho por voltear para el otro lado. ¿Como puede creer Calderón que va a terminar con la violencia si los principales criminales son sus empleados?

No es un secreto que el Chapo Guzmán y los demás cárteles están infiltrados en toda dependencia federal y estatal. Ellos saben más de todo movimiento que Calderón.

Recuerdo un jefe de policía en Hermosillo quien a media noche se presentaba en pijama a decomisar drogas. Le decían el tercer ojo porque sin titubear se iba con los camarógrafos de la televisión directo a las maletas en el tren o cajas en camión donde estaba escondida la droga.

En esos tiempos había dos grupos, el uno y el dos, y cada uno llamaba con datos precisos cuando el contrario pasaría droga por Hillo. El jefe se lucía de lo lindo posando para la televisión.

Los paleros en los medios se lucían presumiendo del mejor cuerpo policíaco del mundo. Jamás ha habido sobres de embute mas gordos.

Claro que el crimen paga. No le crea a quien lo niega. No se que pasó con el tercer ojo, pero pobre no acabó.