martes, 6 de octubre de 2009

El presupuesto y los impuestos

Por Carlos de Luna Sáenz

Muchas veces trivializamos lo que se manda al congreso año con año y hay quienes incluso confunden una "miscelanea fiscal" con una "reforma fiscal", lo primero es lo que ha venido promoviendo, sin cambios de fondo y lo segundo es algo que es necesario, pero bajo premisas bien específicas y objetivos claros y contundentes.
En la propuesta de Felipe Calderón se ve que lo que se quiere es simplemente tapar un hueco fiscal en base a nuevos impuestos y una restructura demagógica que no ayuda en nada a la actual situación nacional. Las grandes empresas siguen recibiendo grandes beneficios y no se les va a tocar y casi el 50% de la economía sigue sin pagar impuestos.
Una reestructura como la que se necesita empieza por esa parte que le pegaría justo a las huestes del PRI y del PRD, paradójicamente a las que el PAN no quiere tocar, tiene que empezar por una forma de hacer que todos paguemos impuestos, que la tributación sea sencilla y que la triangulación de la facturación sea fácil de lograr y de una manera automatizada, la mejor manera de lograr que los ambulantes y demás paguen impuestos es muy sencilla: El recaudador de impuestos primoirdial debe ser el Estado y no la federación, sólamente de esa forma la "unión" podrá ser realmente federalista en todos los sentidos, eso quiere decir que el recolector de impuestos tanto de consumo como de ingreso debiese estar en los Estados y la federación debiese gravar únicamente aquellos movimientos de dinero que ocurran entre las diversas entidades con un porcentaje llano y bien determinado.
¿Que se logra con esto, el Estado buscará impedir que los municipios solapen actividades que no les provea de recursos, ya que no será la federación la que les haga favor de donar dinero, al contrario, la federación debe recibir el dinero de los estados para cubrir los fondos suficientes para su operación y será esta la que deba negociar con los estados la forma en que recibirá el dinero y no al revés.
Yo considero que un porcentaje llano del monto reportado para pago por ambos impuestos debiese darse a la federación (es decir, un 10% de los ingresos reportados irían a la federación -lo que hoy llamaríamos ISR-, los Estados decidirían que tan alto dejan el impuesto y las fórmulas de deducibilidad), aquellas empresas que tengan diferentes direcciones fiscales reportarán pues sus estados a las entidades y un reporte informativo a la federación que incluya los movimientos referente a los pagos federales (como venta entre estados o impuestos por importación/exportación).
Los únicos impuestos fuera de esta lógica tendrían que ser aquellos por Productos y Servicios que se consideren por razones de seguridad nacional (venta de armas o medicamentos controlados, manejo de materiales riesgosos, aportaciones a los fondos de emergencia nacional por ejemplo) o bien por razones de salud pública (tabaco, alcohol o azucar).
Así después de esto y bajo una normatividad base consensada en los Estados la federación obtendría la mayor parte de los impuestos de las contribuciones estatales y no de manera inversa como ocurre actualmente, así las políticas públicas efectivas estarían dentro de cada uno de los estados y su riqueza dependería directamente de la capacidad de producirla por cada uno de ellos, así Chiapas cobraría seguramente una gran cantidad de impuestos a la CFE por la producción de un gran porcentaje de la producción eléctrica nacional y esta tendría también un gravamen federal, estableciendo la necesidad de todos los estados en invertir en su infraestructura propia y Chiapas dejaría de financiar al resto de la República en ese sentido, Nuevo León podría cobrar lo que crea debe cobrar a los empresarios para poder fomentar de mejor manera la infraestructura que estos tendrían, de igual manera el Distrito Federal definiría las condiciones de inversión que crea conveniente para su entidad.
Esta si es una reforma Fiscal que pone en manos de los estados lo que deba ocurrir, la forma de atacar la evasión fiscal y junto con la SHCP establecerían los convenios necesarios para evitar que los movimientos interestatales produzcan duplicidad de cobros o evasión de impuestos en contra de cualquiera de las entidades o la federación, quedando así Hacienda como el coordinador de las haciendas estatales.
La propuesa de Felipe Calderón no toca para nada este tipo de reestructuras necesarias y de fondo que se necesitan, muy al contrario las agudiza y sigue jugando al limosnero, no sólo para las entidades si no para los pobres, a los cuales se les sigue considerando como entes sin poder de decisión y que sólo son capaces de estirar la mano para recibir cheques de auxilio por su precaria situación.
En otras ocasiones hemos hablado de que los programas sociales deben atender las causas de raíz, como la falta de empleo y no las consecuencias. Si la iniciativa Privada no quiere invertir en la Sierra de Guerrero es el Estado quien lo debe hacer (y en el esquema propuesto los programas sociales debieran estar en manos del gobierno estatal o de un fideicomiso entre las diversas entidades involucradas), bajo la manera que crea más conveniente -aquí se ha propuesto la generación de cooperativas en la que la gente pobre trabaje de manera efectiva siendo dueños de su empresa y que terminen retribuyendo al Estado, fideicomiso o Federación la suma que se haya invertido para la generación de sus empresas-.
Los paradigmas de la izquierda han ido cambiando y Nicaragua en 1979 marcó claramente que este era un esquema alcanzable y que funcionaba en las comunidades agricolas, industrias como Cruz Azul o Refrescos Pascual confirman lo mismo para comunidades urbanas.
Saludos

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